Personas Influyentes junto a Fernando Caballer

 

PERSONAS INFLUYENTES junto a FERNANDO CABALLER

TÓPICO: 

¿Cuántos aprendizajes se pueden tener en un emprendimiento?

   Quiero presentarles a Fernando Caballer, co-fundador de Kerze, nacido en Buenos Aires y criado entre el barrio Belgrano, San Clemente y el Barrio Flores, y alguien que estimo mucho. Cuando comencé a diagramar esta nueva edición de Personas Influyentes comencé a mirar mi alrededor y no tardé mucho en recalcar la influencia e impacto que la cerveza ha tenido en mi vida. Las personas que considero influyentes siempre terminan entrelazando caminos y tejidos que nos dejan aprendizajes y con él esto no es excepción, ¿Quieren saber cuales son? Aquí vamos. 

    Nos reunimos en un bar que ambos conocemos y mientras las luces bajas del bar se atenuaron, mi interés se incrementó. Y algo que me gusta interrogar como icebreaker  fue el primer momento en el que tuvo contacto con el producto que luego se convertiría en un negocio propio. Mientras conversábamos acerca de la primera vez que alguna vez probó Cerveza, Fernando dijo que fue como un acto clandestino o ilícito a la edad de 13 años, con sus tías con una Quilmes Bock porque teóricamente a una de sus tìas le gustaba la cerveza negra, -Fernando aclara que técnicamente la Bock no es una cerveza negra, si oscura- y lo recuerda como un momento alucinante y divino ya que lo encontró como un sabor placentero ya que no era agresivo como el vino. Al cabo de varios años posteriores, Fernando probó su primera cerveza artesanal en Santa Clara, Buenos Aires y el nombre de esa localidad es igual al de mi novela La Bruja Asesina. Y si hablamos de mis novelas, algo que compartimos con Fernando es que -salvando que son diferentes mercados- lanzamos productos que le ponemos mucho cariño.  Una de mis dudas fue saber cómo eran las expectativas antes de iniciar un emprendimiento en una ciudad como San Luis y en la provincia en sí, fue una grata sorpresa saber que hubo satisfacción en el rendimiento inicial. Sin embargo, Fernando fue honesto al decir que más allá de que el proyecto no desbarrancó, San Luis en sí limitó un crecimiento exponencial. Sin embargo, la buena recepción del producto ha hecho que su rentabilidad se mantenga más allá de que el público no sea el mismo y vaya cambiando. Un factor muy negativo fue la pandemia y sus restricciones, que indudablemente afectó a todas las personas involucradas en sus empresas y como efecto colateral tuvieron que afrontar diferentes retos , y en esto el trabajo de Fer no le fue ajeno. “En otras partes del mundo les cuesta creer que un empresario deba tener más de dos trabajos para poder mantenerse” y aunque cueste creerlo, suele ser un factor que se deja de lado, no solo con empresarios, también se extiende en el mundo artístico como el mío, donde escribir y publicar suele ser una ruleta rusa. 

    La curiosidad mató al gato y también me mató a mí. Por lo general, como soñadora y como ferviente deseadora de buenos augurios, le pregunté a Fernando si alguna vez en su vida tuvo la idea de llevar este producto a convertirlo en una franquicia internacional. Claramente el deseo existe y siempre es admirable ver cómo una persona habla con pasión del producto en el que trabajó en equipo y resultó exitoso. También aprendí con él que la palabra “emprendedor” debe reemplazarse por empresario. Con los años, la palabra emprender comenzó a usarse para todos los negocios y a veces a utilizarse como un agravio y no como un término serio. Como algo muy preponderante decidí que diera algún consejo a todas aquellas personas que están por iniciarse en el mundo en la venta de sus productos y sus palabras fueron estas,  “A todo aquel que quiera emprender, a todo aquel que quiera ir detrás de un proyecto personal sin miedo al fracaso, le pediría que sea absolutamente crítico con su producto, con su servicio, que lo someta a críticas de amigos, de desconocidos, que piense en si el pagaría por el producto, si es único, si tiene una ventaja sobre los demás, ya sea su alfajor, su cerveza, su trabajo de pintura, su asesoramiento o  su artesanía. Que participe de concursos que lo someta a la opinión de los otros y que una vez alcanzado un nivel de satisfacción se largue con todo, sin miedo, y con su trabajo como estandarte, el éxito estará asegurado”.

    Me siento muy afortunada de escuchar su visión, su coraje y predilección cuando habla acerca de salir de la zona de confort incluso cuando jamás imaginó que probando cerveza a tan corta edad sería un Dès vu de lo que irrevocablemente sería parte de su futuro prominente. 

Desiré Blair